Una excursión al Himalaya, la segunda montaña más alta del mundo terminó por coronar lo último que le faltaba a la cervecería para empezar a funcionar: un nombre.
Flying Dog Brewery, fundada en 1990, es el resultado de años de amistad y del anhelo por cumplir sueños, sin importar el costo que tengan.
Así fue como George Stranahan, un doctor en física abandonó la docencia y su trabajo para dedicarse de lleno a su verdadera pasión.
En el camino se cruzó con su socio y amigo, Richard McIntyre, cuyas ideas fueron fundamentales para pulir aspectos que coronarán a Flying Dog Brewery como la cervecería más importante de Maryland y una de las 30 más grandes de Estados Unidos.
Años previos
Stranahan decidió dejar de lado sus estudios y una cátedra que tenía a su cargo Universidad de Michigan en 1972, mucho antes del nacimiento de Flying Dog.
Sentía anhelo de tener una cervecería propia y fue así como abrió un bar, llamado “Woody Creek Tavern” en Colorado.
El reconocido periodista Hunter S. Thompson frecuentaba el lugar y fue así como establecieron una amistad. En esos años, también conoció a quien sería su socio, Richard McIntyre.
A la taberna le iba bastante bien, pero no era el negocio que George había soñado cuando abandonó su profesión.
Una excursión clave al Himalaya
En 1983, los dos fundadores, junto a un grupo de 10 personas más, decidieron escalar el Himalaya, el segundo pico más alto del mundo.
A pesar de varios problemas en la subida, todos regresaron ilesos al hotel. Allí, mientras bebían unas copas, vieron una pintura de una mujer pakistaní que tenía como protagonista a un perro volador, lo que inspiró al nombre de la cervecería.
De regreso a Estados Unidos, Thompson les presentaría a su amigo Ralph Steadman, un destacado ilustrador. Él sería el elegido para los dibujos de las etiquetas.
El gusto por las IPA
Cuando vemos el catálogo de Flying Dog Brewery, queda muy claro que hay una predilección por la India Pale Ale (IPA).
Si bien hay otros tipos de cerveza (como la Imperial Porter o la Blood Orange Ale), el estilo amargo es el más producido.
Por supuesto, que esto se debe a una decisión de los fundadores, a quienes les encanta la IPA y eso está reflejado en sus productos.
Etiqueta, ilustraciones y música
Al ver una botella de Flying Dog Brewery quedamos impresionados por los dibujos de todas sus etiquetas, que nos presentan imágenes extrañas de perros volando.
Ralph Steadman, conocido también por sus caricaturas políticas y sociales, es un gran artista y eso lo deja bien en claro.
Por otra parte, tanto McIntyre como Stranahan, son amantes de la música, divulgando a las bandas y solistas de la escena, especialmente de aquellos oriundos de Frederick, ciudad en la que está ubicada la cervecería.
Además, Flying Dog ha montado un pequeño escenario, donde los viernes por las noches tocan músicos en vivo.
No cabe duda de que toda esta parte artística de la cervecería (las ilustraciones en la etiqueta y la música) ha ayudado a que su popularidad crezca notablemente.
Pero también está claro que la cerveza de Flying Dog es exquisita, sino no tendría el éxito de ventas que actualmente posee.