Leffe es una de las cervezas belgas más conocidas en todo el mundo. Y eso ya es todo un mérito, puesto que estamos hablando de un país con una rica historia y una gran tradición cervecera.
En sus inicios, y durante varios siglos, fue producida por los monjes de la Abadía de Nuestra Señora de Leffe, perteneciente al distrito de Denant.
La Revolución Francesa (1789-1799) puso fin a la cervecería durante más de un siglo. Podríamos decir que la Leffe casi se extingue.
Afortunadamente, en 1952 el monje Nys y el empresario cervecero Albert Lootvoet decidieron recuperar la tradición de esta cerveza y volver a producirla.
Pero además aparecen nuevos estilos, que enriquecieron notablemente el catálogo de Leffe, que hoy pertenece a la multinacional más importante del rubro: InBev.
Primeros años y catástrofes climáticas
El monasterio de Leffe fue fundado en 1152 por los antiguos premonstratenses, pero no fue hasta 1240 que empezaron a elaborar sus propias cervezas.
La abadía era el punto de encuentro entre fieles y monjes, lo que motivó a la elaboración de esta bebida para compartir y unir a la comunidad.
El monasterio tuvo dos momentos difíciles en el siglo XV, ambos debido a catástrofes climáticas. En 1460 sufrió una terrible inundación y solo 6 años más tarde un incendio arrasó con todas las instalaciones.
Pero los monjes lograron reconstruir la abadía por completo y para principios del siglo XVI ya estaba produciendo cerveza nuevamente.
Revolución Francesa y cierre
En 1740, la abadía de Nuestra Señora de Leffe estaba en el apogeo. Probablemente, ese fue el mejor momento de su historia.
La comunidad crecía notablemente, los fieles aumentaban y los lotes de cerveza eran cada vez más grandes para poder satisfacer la demanda.
Pero la Revolución Francesa hizo que los monjes abandonen el monasterio, que posteriormente sería destruido.
En su exilio, seguirán preparando la cerveza Leffe, pero solo en pequeños lotes para disfrutarlas entre ellos mismos.
Regreso al ruedo
Los antiguos premonstratenses regresaron a Leffe en 1902 e inicia así un largo período de reconstrucción del monasterio, que recién estuvo terminado en 1929.
La receta de la cerveza se fue propagando de generación en generación y fue así que el monje Nys conoció a Albert Lootvoet, a cargo de la cervecería Lootvoet.
El empresario escuchó y tomó nota sobre las características de la Leffe y juntos decidieron retomar la producción.
Asociarse con una firma consolidada en el mercado hizo que la Leffe tuviera una rápida aceptación en la comunidad.
Tras más de 150 años sin producción para el público, la cerveza se volvía a degustar entre los ciudadanos belgas.
Actualidad
Actualmente, Leffe se elabora en la fábrica de Stella Artois en Lovaina, Bélgica, y forma parte de InBev, la multinacional cervecera más importante del mundo.
En las últimas décadas han aparecido una gran variedad de estilos de la marca belga, con opciones para todos los paladares. Entre las más destacadas encontramos la Tripel, la Rituel 9, la Royale Cascade IPA y la Brune.